Todo lo que tienes que saber
de estos fascinantes perros
Una ascendencia milenaria…
El Shih Tzu es una raza sumamente antigua. Los primeros datos pueden ser encontrados en el año 1000 a.C., y a pesar de que no existe consenso ni un registro tangible (la herencia genética vendría de al menos siete parejas de perros) se considera que el Shih Tzu desciende principalmente de los perros tibetanos Lhasa Apso.
La raza está muy ligada a la religión budista: es más, los monjes los consideraban animales cargados de buena fortuna y acostumbraban a convivir en los monasterios junto a ellos.
Su llegada a China, lugar donde el Shih Tzu comenzaría a evolucionar y desarrollar el aspecto que conocemos hoy en día, se produce durante el siglo XVII, cuando los lamas deciden regalar algunos ejemplares a las cortes imperiales.
Gran parte de esos cambios provinieron de la emperatriz Ts’eu-hi, quien dedicaría su tiempo a personalizarlos con apariencia de leones, un animal que no existía ni ha existido, en estado salvaje, en el país asiático. Sin ir más lejos, Shih Tzu significa «perro león».
Con el tiempo el Shih Tzu se transformó en el perro predilecto de nobles y emperadores. Los viajeros que visitaban China se enamoraban de la raza a primera vista y comenzaron a introducirlos en Europa y posteriormente América, donde causarían una fuerte impresión por su belleza y lealtad.
El Shih Tzu es un perro relativamente pequeño pero robusto, de patas cortas y con un rasgo muy particular que es su abundante pelaje largo y liso. Dicha cualidad permite que posean una barba y bigotes frondosos característicos, los que con un exhaustivo mantenimiento y cuidado, le otorgan a la raza un aspecto glorioso y sumamente distintivo.
Pero más allá de su evidente belleza física, el Shih Tzu es un perro cariñoso, juguetón y sociable, especialmente con niños y otras mascotas. Cuenta con un importante grado de vitalidad y energía, le encanta estar en compañía y el estándar de la raza lo cataloga como un perro inteligente y con una gran capacidad de aprendizaje, por lo que disfrutará del adiestramiento o de asimilar trucos que lo conviertan en el centro de atención todo el tiempo.
Cabeza y cara
El Shih Tzu posee una cabeza ancha y más bien redonda, y el singular crecimiento de la barba y bigotes hacia arriba le entrega una inconfundible expresión que los expertos denominan «cara de crisantemo».
Los ojos están relativamente separados: son redondos, grandes y de color oscuro, al igual que su nariz. Sus orejas también destacan por ser grandes y caídas, y se entremezclan sutilmente con el cuello gracias al copioso pelaje que llevan. Su hocico es cuadrado, corto y de labios bien contiguos, lo que terminan por darle a su cara un aspecto tierno y cautivante.
Cuerpo y pelaje
La raza se distingue por tener una fisonomía vigorosa y compacta en general, con extremidades cortas, muy firmes, y con una cola enroscada sobre su espalda que le brinda una apariencia inconfundible, alegre y equilibrada.
El Shih Tzu es un perro utilizado frecuentemente en concursos de belleza y ello se debe en gran parte a su extraordinario pelo. De una textura espesa, larga y lisa, este cubre y cae delicadamente a lo largo de su cuerpo: todo color es permisible y requiere de un cepillado constante que permita conservar el soberbio efecto que se produce cuando está en movimiento.
Algunas cosas que debes saber
Peso
Tanto hembras como machos
pesan entre 4,5 kg. y 7,5 kg.
Altura a la cruz
Independiente del sexo,
un Shih Tzu no excede los 27 cm.
Promedio de vida
Suelen tener una longevidad de
entre 12 y 16 años.
Alimentación
Se aconseja darles solo alimento seco.